ES - Britto Jinorio, Orlando: Carta para Eberhard Bosslet, Libro Bosslet – Obras en España, Extraverlag, Berlin, 2014

Carta para Eberhard Bosslet
Querido amigo Eberhard:
Siempre es una gran alegría recibir noticias tuyas. Tengo que decirte que acepto encantado tu propuesta de escribir un texto para el libro que deseas editar y que resume un trabajo artístico tan inmenso y fantástico como el que has realizado en los últimos treinta años.
No es la primera vez que decido abordar un texto sobre la obra de un artista desde el género epistolar. Te ruego disculpes esta licencia mía. Me siento en este medio más cómodo y me permite mantener la cercanía, calidez y respeto de una amistad construida desde la pasión compartida por el arte y todos sus posibles territorios de acción.
Creo que me conoces bien y sabes que desde hace ya unos años abordo mis textos desde una perspectiva donde me interesa mostrar aspectos del lado humano, que considero reveladores, y que he podido descubrir o compartir con los artistas con los que he tenido la suerte de poder construir proyectos con ellos en todos estos años.
La edición que preparas de tu libro retrospectivo, con una exhaustiva recopilación de textos, imágenes y proyectos será, sin lugar a dudas, una herramienta maravillosa y clarificadora de la verdadera enorme dimensión de tu trabajo. Un trabajo vinculado emocionalmente, en una parte muy sustancial de tu tiempo y vida, a la geografía de las Islas Canarias. Desde tu primera visita a las islas en 1981 hasta el presente, como muy bien narras en la autobiografía artística de este libro. Un proyecto artístico pues en continua relación con el archipiélago, un “lugar de lugares” fundamental en tu personal cartografía emocional.
En uno de los párrafos de, en mi opinión, tu imprescindible texto autobiográfico, hablas de cómo hay un momento que sientes que estás realmente afectado por una suerte de “virus insular”.
Lo que comenzó siendo un viaje iniciático para ti a comienzos de los ochenta, el periplo de un destacado estudiante alemán de arte en su postgrado, un joven artista que fotografía y mira de una forma diferente elementos del paisaje rural y urbano de esas islas; fue deviniendo paulatinamente con el tiempo en un proyecto global donde confluyen arte y vida, dando forma a una tan particular como profunda, necesaria y complementaria, reflexión insular. La subyacente e inconsciente condición insular de aquel joven estudiante berlinés, venido de la gran “ciudad-isla” y metrópolis, Berlín, comienza a aflorar, en los albores de aquellos años en sus primeros encuentros con aquellas tan extrañas como fantásticas geografías “adulteradas” por el hombre insular canario.
Pero para que esto ocurra, para que se produzca el encuentro y desarrollo de un trabajo tan singular y coherente durante ya más de treinta años, en una escala realmente asombrosa de trabajo, y desde una perspectiva de planteamiento y ejecución artística múltiple e interdisciplinar, de numerosos registros, donde la acción efímera se integra en el paisaje para desaparecer sutil y poéticamente en el tiempo, y tan solo preservada por el documento fotográfico. Para que esto ocurra, insisto, una serie de circunstancias de carácter formativo y discursivo, habían confluido previamente en aquel joven artista de Centroeuropa que arribaba al tan bello como desconcertante, y en ocasiones chocante, “paisaje construido” del “Jardín de las Hespérides”.
En aquellos comienzos de los ochenta fuiste en Berlín, estimado Eberhard, miembro fundador del colectivo de artistas “Material und Wirkung e. V.” del que no me cabe la menor duda de tu impronta fundamental en la redacción del manifiesto o acta fundacional del mismo. Pocas veces he tenido la oportunidad de leer un manifiesto de artista que tan clara y coherentemente se vaya materializando en el desarrollo de toda una trayectoria o carrera artística. Convicciones de juventud de enorme madurez que evolucionan y se transforman con el paso del tiempo dentro de un guión que mantiene una línea argumental tan sólida como abierta.
Desde que leí las primeras palabras y avanzaba en el texto del mismo no pude dejar de hacer un repaso a toda velocidad de las cientos de imágenes de tus proyectos que desde hace ya prácticamente unos veinte años me envías y actualizas a través de tus publicaciones, envíos de CD o más recientemente tu página web.
El acta fundacional o manifiesto de tu grupo rezaba así:
“Se investigarán los materiales y sus efectos a través de puntos de vista y modos de proceder emocionales, funcionales, intuitivos, discursivos, aleatorios y culturales. Se prestará atención a resultados, estados y formas de investigación, procesos, productos y situaciones y estos hechos serán documentados.
Se considerarán materiales todas las cosas, substancias, seres vivos, relaciones, sistemas y estructuras en el espacio natural, artificial, económico, científico, social y cultural.
Se considerará efecto cualquier cualidad racional, percepción o vivencia producida por los materiales o los que nos conduzcan hasta ellos.”
Sin lugar a dudas invito desde ahora al lector de este libro retrospectivo y al futuro público que pueda ver y participar de tus exposiciones, o visitar “in situ” tus intervenciones, a que lleve este manifiesto, como si de una tarjeta de visita se tratara, en su cartera o bolsillo, y a modo de ejercicio, primeramente observe y viva libremente la obra, para posteriormente leer esas líneas fundacionales y recrearlas en ellas. Valdrá la pena hacerlo.
Hay una serie de consideraciones en esta acta fundacional con las que me identifico enormemente y creo que son las que me han ayudado, de forma tal vez inconsciente en un primer momento, a participar de un proceso de identificación o proyección muy personal con tu sistema de trabajo. Me refiero a la confluencia de los territorios “emocionales y racionales”, “los intuitivos y discursivos” y el estar siempre abierto a la posibilidad de uso de cualquier material, algo que en mi opinión es una de las características esenciales del creador contemporáneo.
Me parece muy interesante y destacable también como tu formación de artista pintor no es nunca abandonada, sino que se transforma mediante el uso de los más diversos materiales y soportes. Me refiero a decisiones como la de usar como “lienzo” tu propia moto Scooter en dialogo con las fachadas de las casas de colores de Canarias; tus reutilizaciones de trozos de moqueta y otros materiales encontrados en las escombreras de las islas; el uso de las velas de windsurf; el pintado y remarcado de edificaciones abandonadas, o las acentuaciones sobre espacios como las Eras para recoger agua en la isla de Lanzarote.
“Pintar” en el paisaje de una geografía y arquitectura muy singular. Una acción tan contemplativa, estética como crítica, en una geografía natural que subsiste en un pulso de décadas con el desarrollo especulativo mas feroz. Procesos que han provocado en muchos casos la clausura de un modo de vida rural para dar paso a una construcción incontrolada y depredadora del territorio, generando nuevos paisajes en el que el abandono de las edificaciones de antaño, tras el fenecimiento de su uso, da paso a un nuevo paisaje ocupado a una velocidad de vértigo tanto por las nuevas edificaciones como por el propio detritus constructivo abandonado en las lindes de lo incomprensible.
En este punto de mi carta, y dado que he hecho mención a ello anteriormente, deseo volver a remarcar al estimado posible lector de estas páginas, que si realmente desea tener una aproximación al contexto de trabajo y vital de tu obra, es tan imprescindible como fundamental que lea tu autobiografía artística. Un texto absolutamente clarificador donde muestras las claves de tu modus operandi, la estructura mental, discursiva y emocional que subyace en todo tu trabajo.
Tengo un enorme respeto por estos escritos donde el autor, en este caso un artista plástico y visual, en un no fácil ejercicio de introspección y vista atrás, intenta resumir y mostrar con generosidad y humildad lo que ha sido una parte muy importante de su vida, vinculada inexorablemente a los procesos creativos.
Hace tan solo algo así como año y medio fui el comisario o curador en el Centro Atlántico de Arte Moderno de Las Palmas de la exposición retrospectiva del artista mejicano Guillermo Gómez-Peña. Proyecto en el que presentamos un libro extenso sobre su trabajo, y del que no me canso de destacar y aconsejar la lectura, casi obligada, para aquellos que deseen adentrarse en su universo creativo, de su autobiografía artística, y es exactamente lo mismo en tu caso estimado y querido amigo Eberhard. No en vano tengo en mente desde hace años crear una colección de publicaciones en esta línea testimonial y que podría llevar por título “Textimonios. Escritos autobiográficos de artistas.”
Si tuviera que destacar algunos de los muchos aspectos enriquecedores de tu trabajo, o mejor dicho, de tu sistema de trabajo, establecería además un símil con el escritor que hace un uso tan sutil como certero del lenguaje. Un escritor al que calificaría como poseedor de una enorme destreza en los acentos, algo que sabemos que también se destaca en el territorio de la música.
No hay duda que poner los acentos no es tarea fácil, pues sabemos que mal ubicados producen unas disonancias que pueden herir los sentidos. Nada más lejos esto de tu trabajo en el paisaje que produce una re-categorización muy positiva de los elementos u objetos cotidianos, arquitectónicos y estructurales de esos territorios ocupados o intervenidos.
Un acento pues, el de un escritor-desvelador de nuevos lugares, de nuevos “topos” que pasarían desapercibidos para la mayoría de aquellos que transitan a diario o esporádicamente esos espacios.
Desde que tuve la oportunidad de conocer tu trabajo en las islas, que fue como resultado de nuestro encuentro a comienzos de los años noventa, en el Centro de Documentación del mencionado Centro Atlántico de Arte Moderno, donde trabajé durante prácticamente una década; desde ese primer momento me sentí muy cercano e identificado con tu trabajo.
Mientras charlábamos y veíamos imágenes de tus proyectos en los catálogos, aquellas intervenciones en las construcciones y en el paisaje me hacían sentirme, sin saber en principio muy bien porqué, en un espacio familiar de sensibilidad. Posteriormente me fui dando cuenta que era tu forma de hacer, de remarcar y acentuar los objetos, las construcciones y el paisaje. Con el paso del tiempo, la visualización de tus trabajos fue efectivamente activando mi memoria trasladándome a la elegida soledad de la habitación de mi infancia. Recuerdos de mis horas de disfrutado silencio elaborando trabajos que presentar al día siguiente en el colegio, ya fueran de ciencias naturales, sociales, dibujo o historia, donde me veo remarcando con rotuladores o lápices de colores, las letras o imágenes colocados sobre fondos casi siempre de cartulina negra. Esos pequeños trabajos panorámicos, que debían ser mostrados o colgados en el aula del colegio, no estaban realmente acabados, finalizados, sin ese remarcado, sin ese acento último, sobre aquello que deseaba destacar; y hacer esto, al final del proceso, era algo con lo que disfrutaba enormemente pues una nueva realidad se abría ante mis ojos.
Ahora que releo este párrafo anterior, y a modo de breve inciso, sé que a veces algunos se preguntan que cómo me atrevo a hablar de mi vida en los textos que escribo sobre algunos artistas. Creo sinceramente que aquellos trabajos o trayectorias que son capaces de activar nuestra memoria, nuestro imaginario, o trasladarnos a las cercanías de nuestros territorios y geografías emocionales, pueden ser objeto de una escritura más cercana, cálida, situada también, porqué no, en un espacio de proyección y complicidad.
Es en este punto donde me gustaría poder hablar, estimado Eberhard, de cómo después de tantos años de encuentros y envíos de información tenemos la oportunidad de trabajar juntos en el año 2009. Fue en el contexto de la II Bienal de Canarias, donde te invito a formar parte de los nueve artistas nacionales e internacionales que integraron el proyecto “Coexistencias” que tuve la oportunidad de comisariar en este evento: una Bienal en las Islas Canarias sobre Arte, Arquitectura y Paisaje. Nada más claro para mi cuando comencé a plantear este proyecto que contar con tu participación, pues si hay un artista en las Islas Canarias que ha hecho de estos tres territorios parte esencial y fundamental del conjunto de su trabajo este eres tú.
Una vez aceptaste la invitación, yo esperaba, debo confesarlo, que la propuesta que me fueras a presentar se enmarcara en el contexto de tus “acentos” sobre las construcciones abandonadas en el paisaje, y así fue. Me comentaste inmediatamente que en el trayecto que habías hecho recientemente con tu coche en la salida y carretera norte de la ciudad de Las Palmas en dirección al Puerto de Agaete, donde debías tomar el Ferry para regresar de Gran Canaria a Tenerife, habías visto dos edificaciones abandonadas que te gustaría poder intervenir y que esta exposición “Coexistencias” era una magnífica oportunidad para poder hacerlo.
Estas ruinas estaban y están cerca de la zona que se conoce en la isla de Gran Canaria como de Bañaderos, y para clarificarme exactamente donde las habías visto me envías unas fotos o capturas de pantalla sacadas de Google Earth con la localización exacta de las mismas, coordenadas geográficas incluidas. Dado que yo vivo en la ciudad de Santander, en el norte de España, y no iba a viajar en esos momentos a la ciudad de Las Palmas, le pedí el favor a un buen amigo geógrafo, Siani Tavio *, si podía localizarme las ruinas que aparecían en esa imagen de Google Earth, pues debíamos contactar con los propietarios para explicarles nuestro deseo de solicitarles permiso ya que la intervención se enmarcaba en el contexto de un proyecto, Bienal, generada desde una institución pública como el Gobierno de Canarias.
Siani Tavío localiza las ruinas y me envía una serie de imágenes de las mismas que sobre la marcha te reenvío y que identificas como las construcciones que deseabas intervenir. El siguiente paso, una vez obtenido los permisos, era planificar la intervención en esas ruinas que, todo hay que decirlo, eran y son de una gran escala, lo que no iba a ser una tarea fácil. Para ello hablé con otro buen amigo, el artista y fotógrafo Rafael Hierro, y le pedí que te acompañara tanto para asistirte en la tarea de intervención como para igualmente documentar fotográficamente todo el proceso de trabajo sobre las ruinas.
Recuerdo como me comentaron tanto tu como Rafael Hierro lo duro que fue para ti intervenir esas construcciones, remarcar todos sus perfiles con un ancho de línea adecuado y a una escala que las hiciera visibles a gran distancia.
Para aquellos que piensen que el artista en este caso es un mero diseñador de proyectos, nada mas lejos de la realidad. Puedo y deseo dejar constancia en esta carta de cómo la propia realización física de cada una de las intervenciones de Eberhard Bosslet es para el artista una parte fundamental del proceso. Una vez más comprobamos que nunca el joven pintor abandonó al artista que interviene y acentúa esos otros posibles paisajes. La satisfacción del propio trabajo realizado, ese lavado de manos llenas de pintura después de horas intensas de trabajo subido a una escalera de grandes dimensiones y bajo el calor del sol canario, era algo a lo que no querías ni podías renunciar.
Hay algo de artesanía, de mano de artista y artesano, irrenunciable en una gran parte de tu trabajo como así quedó patente en esa inolvidable intervención que denominaste como “Reformacion VIII”.
No quiero acabar esta carta sin apuntar a todos aquellos que lean tu libro y puedan tener la experiencia de vivir y compartir tus obras, que no se olviden que detrás de esas fotografías, instalaciones, objetos, y sobre todo intervenciones, hay un artista, pintor y “arquitecto” de nuevas formas de entender el arte y el paisaje, que nos ha permitido a los canarios mirar de otra forma diferente objetos, construcciones y lugares que ahora, trascendido su anonimato, si pueden comunicarse y hablar con nosotros.
Deseando que pronto podamos tener la oportunidad de encontrarnos y compartir un nuevo proyecto, te desea mucho éxito y te envía un fuerte abrazo,
Orlando Britto Jinorio
En Santander a 9 de octubre de 2013
* Aprovecho este texto para volver a agradecer la generosa colaboración de Siani Tavío y Rafael Hierro en el proceso de trabajo de la mencionada intervención “Reformación VIII”. Agradecimiento este y otros más que envié junto con mi texto para el catálogo de la II Bienal de Canarias y que finalmente no se publicaron.